Yad Vashem: No pueden ser olvidados

Yad Vashem en 2013, cuando Israel celebró su 60º aniversario. (Foto: Plaza del Gueto de Varsovia, Muro de la Memoria. Todas las fotos: edp)

[Update 18.04.2023] He visitado ya tres veces el Monumento del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén; una de ellas estuve allí casi todo el día. De cada visita quedé profundamente impresionado. A continuación, una breve selección de fotos.

El nombre Yad Vashem se deriva del texto bíblico del profeta Isaías (56:5): “Les daré en mi templo y en mi ciudad un monumento [Yad] en el que esté grabado su nombre [Vashem] … Les daré un nombre eterno que jamás será borrado.”

Corto video (55 seg.) de la Sala del Recuerdo con los nombres de los campos de concentración:

En la Avenida de los Justos hay un árbol en honor de Oskar Schindler y su esposa Emilie.

Oskar Schindler fue (conforme a su deseo) enterrado en Jerusalén. Aquí se ve su tumba en el cementerio católico de los franciscanos en el monte Sion. La cantidad de piedras sobre su tumba (según la costumbre judía) muestran cuánta gente aún lo admira y honra. (Más sobre Oscar Schindler)

Por todas partes en el parque hay árboles en honor de personas de todas las nacionalidades que colaboraron para salvar a los judíos.

Aquí estoy de pie junto al árbol que fue plantado en honor del adventista Johan (Jean) H. Weidner.

Johan Weidner fundó y dirigió la Red Clandestina “Dutch-París”, a través de la cual se salvaron más de 1.000 perseguidos, huyendo por los Pirineos a España. (Más sobre él aquí.)

Lo que más me conmovió en cada visita fueron los memoriales para los niños. En esta foto nos recuerdan las estelas rotas a diferentes alturas al millón y medio de niños asesinados.

En la entrada a una sala subterránea se pueden ver las caras de algunos niños. Después se pone muy oscuro.

Sólo poco a poco se consigue ver un cielo estrellado en la bóveda, creado por cinco velas y espejos. El reflejo mil veces mayor crea un tamaño enorme, simbolizando el gran número de niños asesinados. El silencio lo interrumpe sólo una voz de grabación que lee los nombres, la edad y el lugar de nacimiento del millón y medio de niños. Sin parar. La interminable cinta lleva unos tres meses para reproducir todos los nombres.

En el exterior, una escultura y una placa conmemoran al militar y pediatra polaco, así como autor de libros infantiles y pedagogo Janusz Korczak.

Korczak fundó un orfanato en Varsovia, con el que más tarde tuvo que trasladarse al gueto de Varsovia. Finalmente, en 1942, acompañó a “sus” 200 niños al campo de exterminio de Treblinka donde murieron.

Aquí está lo que escribí el 10 de abril de 2013 en el libro de visitas: “Esta página oscuro de la historia (quizás la más oscura después del asesinato del judío Jesús) muestra de qué es capaz el hombre cuando da la espalda a su Creador y no quiere saber nada más de él, pisotea sus mandamientos y desprecia su amor. Porque sólo el amor de Dios puede hacer de todos nosotros seres humanos que respeten y honren a los que piensan de forma diferente.
Con gran consternación …”